JAZZ Y BLUES



 

 


EL JAZZ Y EL BLUES EN LA NOVELA NEGRA AMERICANA
Photos from Ramon Perez Terrassa
Vamos a charlar un rato acerca de la relación que existe entre la novela negra americana y la
música. Para hacer la charla más clara y amena, la salpicaremos de música y de letras de canciones.
 En cualquier género literario puede estar presente la música, cualquier tipo de música de hecho, sin embargo no recuerdo más que
un género literario, en el que de

forma clara la música asociada
tiene nombre, ese genero es la novela negra

Nada impide que a un asesino, a un detective, o a una victima, le guste la música clásica o una muñeira, si a eso vamos; sin embargo, la música que domina la novela negra americana es el Blues y su pariente más próximo, el Jazz. A lo largo de la charla, en ocasiones blues y jazz aparecerán como la misma música, vamos por tanto, aunque sea a grandes rasgos, a remarcar diferencias entre blues y jazz.


El Blues, nace como una expresión vocal y tiene, como veremos luego, una función básicamente social. El acompañamiento se hace a través de instrumentos muy simples, normalmente de fabricación casera, son básicamente harmónica, guitarra y cualquier elemento que pueda servir de instrumento de percusión. De hecho aun hoy en día, aunque cada vez más raramente, se emplea la washboard, que es una tabla que se usaba para lavar ropa en el río, o en lavaderos públicos, y que el músico frota rítmicamente con un palo. En otro sentido hay fotografías de época se pueden ver guitarras hechas con cajas de zapatos e hilos metálicas a modo de cuerda. Es más que probable que el manejo de esos instrumentos impeliese al músico al uso de la técnica llamada “Botlle neck”, en ella se desliza el cuello de una botella de Coca Cola sobre las cuerdas.
A diferencia del blues, el jazz nace como una expresión instrumental, y tarda en incorporar la voz como un elemento más. Ya desde un inicio se incorporan instrumentos propios de la música culta, aunque algunos de ellos como el saxo tienen un papel predominante que en la música clásica no posee. En el jazz, se da la improvisación más o menos libre de una melodía principal, al contrario que en el blues, donde se mantiene a lo largo de toda la canción un formato mucho más rígido.
Sea como fuere, sin el blues, quizás el jazz existiría, pero indudablemente sería una cosa distinta de la que es hoy en día.

Lo que estamos escuchando es Jazz, esta interpretado por un combo o conjunto de músicos, en este caso es un sexteto compuesto de trompeta, saxo tenor, piano, guitarra, bajo y batería y hay una serie de variaciones sobre el tema principal. La canción es un dirty blues interpretado por Illinois Jacquet, un verdadero especialista en este tipo de música. El dirty blues, o blues sucio, propio de Tejas, en contraste con el blues más reflexivo del delta, es una música que contiene connotaciones sexuales, y que en ocasiones no necesita expresarlas con palabras. La canción que acabamos de escuchar es un ejemplo claro. En ella las referencias sexuales están implícitas en cada nota, se expresan a través de la cadencia de su melodía. Este fue el tipo de blues que Hollywood adoptó como el acompañamiento típico de las películas negras. Probablemente lo hizo debido a que en estas películas, el sexo flotaba como una nube de humo en un local cerrado, aunque la moral de la época solo permitiese adivinarlo. La canción que hemos escuchado se llama “Blues Mood”, y resulta sencillo relacionarla con aquellas películas en blanco y negro que colaboraron a que el genero calase entre el publico. Ahora para que podáis apreciar la diferencia escucharemos una balada interpretada por el mismo Illinois Jacquet. Aquí el intérprete carga a su música de lirismo y serenidad, y se aleja del ambiente tórrido que desbordaba la canción anterior. La canción que acabamos de escuchar se llama “I Surrender dear”
Si trasladamos la música que hemos escuchado a la pantalla, veremos que la primera canción tiene todo el sabor de un oscuro callejón de servicio de la ciudad de New York, en el que grandes contenedores de desperdicios sirven de cobijo a gatos y borrachos. Por este callejón transita un tipo malcarado, viste una gabardina que le llega casi hasta los pies y va tocado con un sombrero de ala ancha. De vez en cuando, la brasa del cigarrillo que cuelga de sus labios rompe la monótona oscuridad. Pongamos que el tipo se llama Sam Spade o Philipp Marlowe, y tiene la cara de Humphrey Bogart. Dentro de un rato, en cuanto se haya desembarazado de los hampones que le persiguen, besará desapasionadamente a Lauren Bacall.

Por alguna razón que en este momento se me escapa, no consigo poner las caras de José Luís López Vázquez y Sarita Montiel en la escena, pero si os apetece por aquello del orgullo patrio podéis imaginarlo, el precio es el mismo, y los escritores de novela negra somos muy liberales. En la segunda canción dejo que vosotros mismos pongáis la escena y la cara de quien os acompañe en ella, pero con toda seguridad la acción es más placida y sensible que en la anterior.
 Ahora vamos a cambiar de música


Lo que acabáis de escuchar es un blues urbano interpretado por George Thorogood y the Destroyers de Delaweere, se llama “Bad to the bone”, que podríamos traducir por “Malo hasta el tuétano” y tiene todo el sabor de un plano largo del barrio de Harlem.

 

Mientras se escuchan sus notas, un proxeneta apoyado en la pared vigila que sus chicas estén atentas al negocio, y la futura victima de un asesino busca un lugar que no existe donde esconderse. Para los que tengáis mejor memoria, quizás esta canción os ha resultado familiar, es la banda sonora de la escena de la película “Terminator” en la que Harold Schvazeneger, en su rol de robot venido del futuro, vapulea a toda una banda de Ángeles del Infierno, motos incluidas.
Como curiosidad os puedo decir que George Thorogood es un caso claro de adaptación al medio. Durante su etapa de estudiante, en la universidad era la estrella del equipo de futbol, cuando estaba a punto de fichar por un equipo profesional, una inoportuna lesión le apartó para siempre de la practica del deporte. Cambió casco y hombreras por una guitarra y se ha convertido en una de las referencias actuales del blues blanco.
Para acabar con el muestreo escucharemos ahora un blues típico del delta, lo canta Lousiana Red y se llama “ Had a date with Barbara last night”. Como banda sonora, me la imagino acompañando a dos tipos negros saliendo de una casa de apuestas. No tienen nada mejor que hacer que meterse en líos, y sin duda lo van a conseguir.

Ya hemos dado un vistazo rápido a la música que sirve de telón de fondo a la charla, vamos ahora a exponer las razones por las que esta es la música, y no otra, la que se asoció al género negro a mericano, y a su consecuencia, el cine negro.
En el momento en que nació la Novela Negra, se producían grandes turbulencias en la sociedad, ya de por si, turbulenta de EEUU, y la música que se escuchaba y se bailaba era el Jazz. El blues se filtraba desde las capas negras de la población hacia el resto de la sociedad, era la música que los negros cantaban y escuchaban. Era por tanto, el sonido que inundaba las callejas y garitos de New York y otras grandes ciudades de EEUU, los escenarios habituales de la novela negra.
Ambos estilos musicales, especialmente el primero ya habían trascendido el ámbito de los barrios negros y era aceptado e incluso apreciado por amplias capas de la sociedad blanca, especialmente por los jóvenes.
En otro sentido, la Novela Negra, desde un principio trató de reflejar el estado de la sociedad americana, sus problemas, la gente que la formaba, los acontecimientos más influyentes del momento. Me refiero especialmente a la Ley Seca y al gansterismo que se apoyó en ella para medrar, me refiero también a la Gran Depresión y a las migraciones internas que esta produjo. Me refiero al movimiento Hobo, a la Mafia, y a los bandoleros que actuaban al margen de la Mafia, estos últimos principalmente actuando como asaltantes de bancos rurales. Me refiero a la corrupción de los cuerpos policiales, a la introducción de la heroína en Harlem como banco de pruebas para una posterior difusión masiva. De hecho, la novela negra se separa de su matriz, la novela de misterio, en el momento que toma conciencia social. Y son estos hechos los que le hacen tomar conciencia.
Y si la Novela Negra trataba de reflejar esas realidades, debía hacerlo lógicamente acompañada de la música, que sonaba y se bailaba en el escenario donde se producían los acontecimientos que hemos mencionado. No hubiese resultado lógico hablar de tráfico ilegal de alcohol acompañado de una sonata de Tchaykowski, o hablar de un asaltante de bancos rurales que escuchase los conciertos de oboe de Mozart. Alguna canción napolitana sonaba en las trattorias italianas, aunque lo de la Opera en el despacho de los capos mafiosos, es más leyenda que realidad; en general los capos mafiosos de la época, eran tipos toscos y de un nivel cultural cercano al de las clases sociales más desprotegidas de sus países de origen, de hecho las clases sociales de donde ellos provenían.
Vamos, si os parece, a dar un repaso a alguno de los asuntos que hemos tratado, y que quizás desconozcáis. Imagino que hablar de la Ley Seca o la Gran Depresión es poco interesante para vosotros, ya que todos conocéis el tema en mayor o menor medida, pero posiblemente, comentar en que consistió el Movimiento Hobo, o la génesis de la introducción de la heroína en Harlem, sea más interesante, ya que son acontecimientos que van íntimamente ligados a la novela negra y a la música que la acompañó.


Vamos a hablar del Movimiento Hobo.

Corre el año 1929, se produce el
Crack de Wall Street, y como consecuencia la depresión económica conocida como La Gran Depresión. Este acontecimiento sacude a la confiada sociedad americana, 15 millones de parados, uno de cada cuatro trabajadores, inunda calles, carreteras y trenes tratando de sobrevivir. Una nueva clase social nace entonces, se hacen llamar Hobos. Van de una punta a otra del país en busca de algún trabajo, por temporal que sea, que les facilite el sustento. Viajan en los trenes, se esconden en los vagones de ganado. Rehúyen la vigilancia de los inspectores del ferrocarril. Saltan en marcha al llegar a las estaciones, se camuflan en los márgenes de las vías hasta que el tren reemprende su marcha y corren para tomarlo de nuevo. Así una y otra vez hasta que deciden quedarse en alguna de las estaciones; lo hacen porque alguien les ha dicho que allí es posible encontrar trabajo, porque ellos lo creen así, o simplemente porque se han cansado del vagón de ganado en el que han estado viajando. Esta gente, tiene su propia música, sus propias leyendas, sus mitos, héroes y hazañas, todo relacionado con largos desplazamientos y enfrentamientos con autoridades ferroviarias y locales.
El Hobo tiene el estilo de vida que le impone la necesidad y que llega a conformar reglas sociales hasta aquel momento desconocidas. La música de los Hobos es una mezcla de blues y balada vaquera. El blues, lo es por ser una música nacida para el lamento, por tanto un terreno idóneo para expresar sus sufrimientos. La música vaquera la aporta la nostalgia que sienten de sus pueblos y su anterior forma de vida. Los instrumentos en que se apoyan para su música son básicamente la harmónica, y en más raras ocasiones la guitarra. En la música Hobo no suenan los saxofones, pianos, trompetas, baterías ni contrabajos. El único instrumento que se puede llevar en el bolsillo mientras se corre para saltar a un tren en marcha es la harmónica, imaginaros a un pobre hobo corriendo para subir a un tren en marcha, agarrado a un contrabajo, eso sin contar que de tenerlo ya se lo hubiesen vendido para poder comer caliente.
Los Hobos, a pesar de algunos recalcitrantes que acabados los efectos de la Gran Depresión siguieron viajando, desaparecieron con ella hacia finales de la década de los años 30, hoy nos queda su música y su recuerdo. Actualmente aun se puede escuchar en los cantantes Folk Americanos la imitación del pitido del tren, tan característica de la música hobo, y encontramos en su discografía, numerosos títulos que hacen referencia a esta música y su cultura.
Como músicos famosos fuertemente influenciados por la música hobo, podemos citar a John Lee Hooker, quien comenzó su carrera de bluesman trashumante muy joven, relacionándose con aquella nueva clase social. También podemos citar a Johnny Cash o BoxCar Willie,
Este último, a pesar de no ser demasiado conocido en nuestro país, logró en EEUU 34 discos de oro y cinco de platino, lo cual os `puede dar una idea de lo que esta cultura llegó a representar en aquel país.
La cultura Hobo esta largamente representada en la cultura negro criminal, como ejemplo más representativo, recordemos que el protagonista de la celebre novela “El Cartero siempre llama dos veces” es un hobo, un buscador de empleo trashumante, de esta película existen varias versiones, aunque la paradigmática es la dirigida por Tay Garnett en 1946 que fue interpretada por John Garfield y Lana Turner.
Una película que describe la vida del hobo con fidelidad no exenta de tintes de exagerado dramatismo, es “El Emperador del Norte” Lee Marvin como hobo y Ernest Borgnine como inspector de ferrocarril bordaron una excelente interpretación, fue dirigida en 1973 por Robert Aldrich. Como colofón a este tema os voy a leer la letra de una canción típicamente hobo, se llama “Blues del azulejo” y la popularizó Sonny Boy Williamson. Por si alguien lo desconoce os aclaro que el azulejo es un pájaro. 

Por favor, azulejo lleva esta carta al sur                                    

    Y dile a mi chica que ahora estoy en St. Louis
    Cuando estés en Jackson busca a la señorita Lacey Bell
      Y le das recuerdos míos.
     Le dices que estoy en St. Louis,
     pero que estos son tiempos jodidos
    Seguramente ella no estará en su casa
    Pero tú llama a su puerta
    Aunque probablemente habrá cruzado la calle
   Y estará visitando al vecino.

Vemos la tristeza que impregna la canción, el cantante envía su mensaje, a través del azulejo, a su amada a pesar de que supone que se la está beneficiando el hijo de puta del vecino, que ha tenido la suerte de tener empleo y poder quedarse en su pueblo. En fin, no nos pongamos tristes y sigamos con la charla, tenemos temas más alegres.

Vamos a hablar ahora de la introducción de la heroína en Harlem.
En el año 1933 se derogó la llamada Ley Seca, una ley por la que en el año 1920 el gobierno de EEUU declaró ilegal el consumo y la comercialización de bebidas alcohólicas. La consecuencia inmediata de esta ley, aparejada con un lucrativo negocio que la mafia capitalizo desde el principio, es la aparición de numerosos bares clandestinos. Solo en el barrio negro de Harlem, se calcula que había más de quinientos de estos locales que servían alcohol; algunos de ellos estaban camuflados como lavanderías, los más de clubs de variedades. Escasos pero no inexistentes, otros se camuflaron bajo la apariencia de asociaciones benéficas e incluso religiosas. Cualquier lugar que justificase la entrada numerosa de parroquianos servía para despachar alcohol.
Durante los trece años que permaneció en vigor la Ley Seca, la Mafia acumuló una inmensa fortuna. Para ellos la desaparición de esta fuente de ingresos fue un duro golpe que les obligó a reconsiderar sus actividades, buscar nuevas formas de hacer trabajar el dinero que habían acumulado tanto de forma legal como básicamente al margen de la ley. Un ítaloamericano llamado Salvatore Lucania, más conocido como “Lucky” Luciano fue quien pensó que el mejor sustituto del alcohol podía ser la heroína, tan ilegal como lo había sido el alcohol, pero más cara y más adictiva, lo único que hacía falta era crear un mercado, crear la necesaria adicción. Harlem sería el banco de pruebas, allí el desarraigo, la pobreza y la falta de expectativas, ofrecían un terreno abonado para la introducción de la droga. Los músicos de jazz, siempre en vanguardia de la bohemia fueron sus primeros consumidores. La droga, en forma de morfina era comprada a los laboratorios alemanes Merck y a través de Marsella y Vigo era trasladada a la Habana, allí se transformaba en heroína y se introducía en E.E.U.U.
Posiblemente fue la conexión cubana la que dio la idea a Meyer Lansky, -un gangster de origen ruso, conocido como el banquero de la Mafia, intimo amigo y lugarteniente de Luciano, no menos asesino que él pero más cultivado e inteligente- de convertir a La Habana en Las Vegas del Caribe, y de esa manera invertir el dinero de la Mafia en un negocio legal que produjese enormes dividendos.
Lansky compró hoteles en La Habana y los convirtió en casinos de lujo. Compró cabarets y creó una estructura de ocio que en poco tiempo hubiese competido con Las Vegas, y hubiese sido mucho más manejable, al ser el gobierno cubano del dictador Batista venal y estar desde el primer momento sobornado por el dinero de la Mafia. La revolución y la llegada al poder de Fidel Castro y su falta de entendimiento posterior con EEUU, acabó con el plan de Meyer Lansky.
De estos hechos surge la leyenda de que EEUU quiso convertir a Cuba en el prostibulo de América, cuando en realidad fue la Mafia quien quiso convertir a Cuba en Las Vegas del Caribe. Lo cierto es que el gobierno de EEUU, que en aquellos momentos estaba muy preocupado por la pujanza de la Mafia, nunca vio con buenos ojos el proyecto de convertir a la isla en una nueva Las Vegas, de Cuba solo le interesaba el azúcar, que `por cierto ya controlaba. Y de hecho, uno de los motivos de la caída de Batista, fue la falta de apoyo de EEUU, que conocía sus buenas relaciones con Lucky Luciano, Lansky y compañía, y se abstuvo de ayudarle para mantenerle en el poder.
Si os interesa este tema, os recomiendo el libro “Palmeras de Sangre” del escritor cubano Reynaldo Lugo. En otro sentido y a nivel de curiosidad os puedo contar el origen del apodo de Luciano “Lucky”, que como probablemente sabéis significa afortunado. Cuando Luciano aun era un mando intermedio de la mafia, él, y un grupo de sus hombres sufrieron una redada de la policía en la que todos, excepto Luciano, resultaron muertos o heridos. De hecho a Luciano, la suerte no le abandono nunca, murió en Nápoles de un infarto, por muy previsible que fuese las balas nunca pudieron con él, aunque con la cara de borde que tenía si yo fuese bala tampoco me hubiese acercado.


Evolución del Jazz.

El Jazz , en su forma más o menos actual, nace en New Orleáns, pero sus raíces se hunden en la música folklorica africana, que llegó a EEUU con los esclavos, y se convirtió en música religiosa “spirituals”, canciones de trabajo “work songs” canciones de lamentos “hollers” y complaint songs” y canciones de cuerdas de presos “penintentiary songs”. La mezcla de todas ellas cristalizaron en una música que comenzó a popularizarse en las “Marching Bands” de New Orleáns, los grupos de músicos negros que a imagen de las charangas europeas tocaban su música por la calle, en celebraciones, funerales o simplemente para ganarse la vida.
Posiblemente el hecho de que tocasen de oído, motivó la aparición de la improvisación en el jazz, que ha llegado a convertirse en su elemento diferenciador y en verdadero arte.
También puede ser interesante aclarar que el Jazz se popularizó a partir del momento en que se hizo bailable. No nació como música bailable, y tampoco lo es en nuestros días, pero así llegó al gran público, fue concretamente la música que se bailaba en los grandes clubs de baile de Harlem, el Apollo o el Savoy Ball Room entre los más conocidos. Allí el jazz evolucionó hacia un estilo que se conoció como swing, y dio pie al nacimiento de los que quizás fueron los primeros fans de la era moderna: jóvenes blancos y negros que seguían a las grandes orquestas de swing, las orquestas de Chik Webb, Benny Goodman etc. y que tenían cantantes que llegaron a ser verdaderas celebridades, el ejemplo más claro es “El chico de los ojos azules” Frank Sinatra. Estos jóvenes seguidores se llamaban a si mismos Jitte Burgers, que por cierto no tengo ni la menor idea de lo que quiere decir, pero se llamaban así
Una de las acepciones de Jitter es nervioso, y posiblemente sea esta la razón de su nombre. Si en alguna ocasión veis en una película de la época como bailaban, lo entenderéis, yo solo de verlos quedo agotado.
Como a todos los estilos, al swing le llegó la revolución que debía terminar con su reinado: un grupo de músicos llegados de Kansas City, donde el jazz más ligado al blues ha creado un nuevo estilo, invade Harlem. Estos músicos tocan swing en las grandes orquestas, pero cuando acaban su trabajo, van a los pequeños clubes y hacen la música que les gusta. Son los Dizzy Gillespie, Charlie Parker etc., ellos dan vida a un nuevo estilo, el Bop, que acaba enterrando al swing.
Este es el estilo, junto al blues más convencional, que Hollywood adapta a sus películas de cine negro.

Resumen de razones.

Hasta el momento hemos hablado de los motivos sociológicos o coyunturales que atan al jazz y al blues a la Novela Negra, pero hay otros motivos, yo creo que podríamos llamarlos espirituales que hacen que se hermanen esta música con este genero literario. Tanto el jazz como el blues son músicas que nacen de la necesidad de expresión de un pueblo oprimido, en este caso el negro afroamericano.
En las plantaciones de algodón, los esclavos fueron elaborando una música que no solo les permitía expresar sentimientos, sino también comunicarse mediante un lenguaje codificado que el hombre blanco no entendía, por ejemplo, cuando en la canción hablaban de lo mal que su mujer le trataba y decían que él hacía lo posible para hacerla feliz y no entendía ese maltrato, se estaban refiriendo al amo o al capataz que les maltrataba. Más tarde, conforme el negro se fue asentando en la sociedad de los blancos, esas letras se hicieron más explicitas.
Os voy a leer dos letras que ilustran lo que acabo de decir, las dos son de uno de los maestros del blues del delta, Son House, la primera se llama “Jinx Blues” o “Blues del gafe” y en ella se enmascara el verdadero sentido de la canción, la segunda se llama “Country Farm Blues” o “Blues de la granja de campo” y es muy explicita.

 

Vamos con la primera:
Me levanté esta mañana y todo a mi alrededor era gafe
Pensé en ti, cariño, y deseé estar muerto.
Vamos a ver, mírame, ¿Qué deseas que haga, pobre de mi?.
Tú sabes que yo hago todo lo que puedo para complacerte.
Sabes que el blues no es más que un estado depresivo,
un viejo estremecimiento.
Bueno, si no lo has tenido nunca, deseo que no lo tengas.
El blues es un corazón triste, una enfermedad del corazón.
Que te ataca cuando la mujer a la que quieres es tan dura y
difícil de complacer
Podría estar fuera, andando por esas carreteras,
yaciendo aquí y allá, trabajando por cama y comida.
Hey, chiquilla, no llores, no llores más.
Te digo, querida, no llores, no llores más.
Bien, esta vez cuando me marche voy a colgar un crespón en
tu puerta.

En esta letra hay que distinguir dos partes: En la primera parte, el cantante se refiere al dueño o capataz que le maltrata disfrazándole de esposa o novia, evitando así posibles represalias. En la segunda parte le dice a su novia, amigos o familia que tratara de huir, pondrá un crespón en su puerta, que era la manera que avisaban de su huida y pedían les cubriesen.

Vamos ahora vamos a la segunda canción, mucho más explicita-

Allá abajo, en el Sur, todo lo que haces está mal.
Entonces ellos te llevan a la granja de campo
Y te dejan en manos de alguien llamado Capitán Jack.
El grabará su nombre a lo largo de tu espalda.
Te meterá en una zanja con su larga pica.
Ruégale a Dios que nunca tengas que hacer nada.
El Sábado los muchachos están tristes,
Piensan en todo el tiempo que tienen.
El autor de esta canción Son House estuvo en una de esas granjas de castigo, acusado de homicidio (las peleas a cuchillo entre esclavos eran frecuentes) y sabía de lo que hablaba.
Imagino que no han quedado dudas.

El jazz que es una derivación posterior del blues, si bien no fue nunca un lenguaje codificado para expresar quejas de una clase dirigente, si fue la expresión musical que permitía a los negros marcar una diferencia más con el mundo de los blancos, es una música escogida por ellos, y expresa su rebeldía. Y fue así hasta el momento que esa de música fue adoptada por los blancos. En resumen tanto el jazz como el blues fueron un lamento y una necesidad de expresar las injusticias a que una gente se veía sometida. Y la novela negra en su génesis fue la expresión de la necesidad que los escritores tenían de denunciar, y los lectores de leer, las injusticias de aquella sociedad que hemos comentado estaba en plena fase de formación. Una sociedad que pasó en un breve espacio de tiempo de la conquista de su espacio físico, (luchas con los indios, guerra de independencia, guerra de Secesión, abolición de la esclavitud) a la riqueza y el bienestar, y que repentinamente se vio golpeada por una crisis que la desconcertó (Gran Depresión), que se vio agobiada por fenómenos sociales radicales ( Ley Seca, gangsterismo, Guerras Mundiales, nacimiento e implantación de Sindicatos Obreros en EEUU, y de nuevo un creciente bienestar económico).
El ritmo del jazz, el desgarro del blues eran sin duda los que mejor se adaptaban a esta situación y por supuesto a la novela negra. La connivencia del alcohol, presente tanto en el género negro como en esta música era otro factor que ayudaba.
Hubo, y cada día hay más, autores que en un afán de personalizar su obra y con el deseo de mejorar lo que difícilmente es mejorable, introdujeron factores exóticos en la novela negra. Tenemos entre sus protagonistas a criadores de orquídeas, a detectives cocineros y demás maravillas, pero eso son entretenimientos para diletantes. Si aceptamos que la novela negra trataba de reflejar una realidad dura, áspera y violenta, hemos de aceptar que un gangster de verdad, a un criador de orquídeas que le molestara, le haría comer todas sus orquídeas, previamente cocinadas por el detective gourmet, antes de meterlos a los dos en un saco lastrado con cemento y echarlos al Río Hudson.
Para tratar con este tipo de ganado hacía falta un tipo tan duro como ellos mismos, tan violento como ellos mismos y en ocasiones tan hijo de puta como ellos mismos. Y no nos confundamos, esa gente escuchaba jazz, y no a Rimsky Korsakoff, se refocilaba con las letras ásperas del blues y no con los poemas de Rubén Darío, y bebían bourbon y no champan. Y además lo bebían en cantidades inapropiadas para vivir muchos años, pero es que al igual que los músicos de jazz, ellos no esperaban vivir muchos años.
Y para acabar me gustaría que escuchásemos juntos uno de los más bellos poemas musicales que se han escrito jamás. Se llama Blues for Charlie Parker y lo escribió Tony Scot, un músico ítaloamericano, que al enterarse de que su maestro, Charlie Parker, había muerto a los 35 años de edad con el físico agotado de un hombre de 70, castigado por el alcohol, las drogas, y la incomprensión de un mundo que no le supo entender más que a través de su música, y al que él, Charlie Parker, no supo adaptarse jamás, le escribió como homenaje.

Queridos: “Blues for Charlie Parker” . Y muchas gracias por vuestra atención.




Bibliografia :
Reynaldo Lugo (2000) Palmeras de Sangre Editorial Mondadori
(Barcelona)
Ken Burns Jazz La historia Divisa (Valladolid)
Martin Scorsese Nostalgia del Hogar Divisa (Valladolid)
Augusto M. Torres (1996) Diccionario Espasa del Cine Espasa
Calpe (Madrid)
Gran Enciclopedia del Jazz de Sarpe 1980 (Madrid)
The Guinness Who´s who of Blues (1993)

Nota,- No sería justo dejar de mencionar que los músicos de blues y jazz que aparecen en la charla deberían estar acompañados de muchos nombres más, tan determinantes y merecedores de homenaje como ellos. Lo mismo sucede con las canciones nombradas



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