miércoles, 17 de mayo de 2017

CAPITULO TRECE

Mabel es mi ex esposa, hace unos años cometimos el error de pensar que podíamos formar uno de esos matrimonios burgueses guardianes de las buenas y sanas costumbres familiares. Condiciones para ello teníamos: ninguno de los dos había estado en la cárcel.
Poco tiempo después de casarnos ella descubrió que yo no sería un buen padre para sus hijos y yo descubrí que su pasión compulsiva por la limpieza, capaz de llevarla a eliminar las manchas de la piel de una hiena, no era más que un sustituto del sexo que no le apetecía practicar conmigo. Poco antes de nuestra ruptura definitiva, en una librería de lance encontré un libro titulado “Las Relaciones Sexuales en el marco del matrimonio cristiano”. Se lo regalé, asegurándole que seguir sus consejos era ideal para conservar a su próxima pareja ya que yo me largaba.
Lo único que me dijo era que ella no iba a misa y que me iba a arruinar.
No me arruinó.
Yo ya lo estaba, pero su abogado contribuyó a mantener floreciente mi ruina.
No sé como maneja actualmente Mabel la cuestión sexual o lo de las manchas de la hiena, pero puedo jurar ante el juez más exigente que ha desarrollado una capacidad fabulosa para oler el dinero.
Mi dinero, más concretamente.
No hay momento en que yo ande con el bolsillo medianamente lleno que ella no se presente a pedirme los atrasos de la mensualidad que un juez le concedió y que debo pagar. No soy el tipo más puntual del mundo en lo referente al pago de la pensión de Mabel, lo sé, pero no acostumbro a retrasarme más de un para de meses. Y en cuanto me recupero de mi floreciente ruina pago.
En aquellos momentos no le debía nada a Mabel, lo cual no es motivo para que ella si huele dinero no venga a pedírmelo. Motivos para que comparta con ella mi dinero siempre encuentra, el fallecimiento de su microondas o la escasa capacidad de su novio para llevarla de vacaciones puede ser un motivo tan bueno como otro cualquiera, aunque si hemos de ser sinceros usa argumentos mucho más dramáticos, y normalmente poco comprobables.
Hacía ya unos días que mi billetero estaba en mejores condiciones de lo habitual, y Mabel aun no se había presentado para contarme cualquier milonga que me aliviase del peso de unos cuantos billetes.
Mabel, el dinero lo huele a kilómetros de distancia, así que aunque se hubiese marchado a un balneario en el Pirineo Aragonés, desde allí estaría oliendo mi billetero. Descarté por tanto el balneario y pensé que estaría resfriada o agonizando en una sala de infecciosos del Hospital del Valle Hebrón.
Era el resfriado. Lo comprobé cuando aquel día vino a verme ya completamente restablecida. Necesitaba desesperadamente que le adelantase el pago del mes, tenía problemas domésticos aunque no me aclaró que clase de problemas eran los que la angustiaban. Lo único que me aclaro es que si el adelanto era para tres meses, mejor.
Probablemente necesitaba una cortina nueva o tenía la necesidad imperiosa de una cantidad industrial de toallitas multiuso.
Por lo de la hiena.
A principio de mes ya se habría olvidado del adelanto y vendría a por el pago completo.
Le di doscientos euros y le pedí que me dejase en paz.
Ya sé que hoy en día, con el problema de la inflación y la crisis, doscientos euros no es mucho dinero, pero da para un buen montón de toallitas limpiadoras multiusos.
Y la hiena encantada.
En cuanto se largó Mabel, y como compensación, mi ángel de la guarda, que cuando no anda borracho procura echarme una mano, me envió el premio de consolación para detectives casposos. Me llamó Fausto Baliarda para preguntar como iban mis investigaciones y si necesitaba más dinero.
Yo y aquel fulano nunca seríamos amigos, pero me encantaba la facilidad que mostraba para ofrecerme dinero sin exigirme pasar cuentas.
También me asustaba aquella bonanza, pero mi vida ha estado siempre llena de sustos Y la mayoría de las veces ni siquiera cobraba.
-Estoy siguiendo una pista que tal vez apunte a cosas serías, ¿conoce usted una empresa que se llama Global Asesoría e Inversiones?.
-No, ¿debería?.
-Supongo que no, no parecen buena gente, aunque tal vez me equivoque.
-Cuénteme algo de ellos, por favor. Si tiene un momento hágalo ahora, así se ahorra un informe escrito
Le conté como había llegado hasta ellos y mi entrevista con Aurelio Cominges. No me pareció necesario contarle nada más ni él insistió en que le ampliase la información, más bien la conversación pareció interesarle entre poco y nada.
-Si necesita la colaboración de Ayoub para alguna de sus gestiones le ruego que no dude en pedírmelo.
En cada ocasión que Baliarda me recordaba su predisposición a “prestarme” al moro, tenía la sensación de que lo hacía más para controlarme que para protegerme.
-En principio cuanto más lejos esté Ayoub de mis investigaciones, mejor.
-Como usted diga, por cierto y hablando de Ayoub ¿ha seguido el hilo del nigeriano?.
-No, me parece más prometedor el que le comento, además Abdoulaye está muerto y recuperar un contacto por este lado me parece azaroso.
No quise decir nada acerca de la información que Ayoub le sacó a Abdoulayé y Baliarda no consideró conveniente hacerme partícipe. La respuesta de Fausto Baliarda me hizo sospechar que su pregunta había sido retórica.
-Claro, lo dejo en sus manos.
Llamé a Paquete, me dijo que aun tenía el estomago revuelto, pero que si yo quería aquella noche podíamos pasarnos por alguno de los clubs. Había hablado con un antiguo compañero quien durante un tiempo había estado en antivicio. Sin contarle nada de la grabación, le había descrito el aspecto del local y le habían dicho que aquella descripción se ajustaba bastante al Jaguar, un club situado en la carretera del Tibidabo.
Decidimos ir al Jaguar.
Dediqué el día a tomármelo con calma.
No estoy acostumbrado a tomarme mis días con calma. En mi caso, días calmados frecuentes liga con cenas poco frecuentes.
En el locutorio, las Adoradoras del Vallenato estaba excitadas. Alguien se casaría, se divorciaría o algún fotógrafo espabilado habría pillado a algún famoso metiendo el morro en donde no debía. Elisabeth y Janeth se habían reconciliado y comentaban con firme determinación los sucesos que aquel día llenaban sus vidas.
-Mejor te vas de joda, Atila, esto no está hoy para que puedas trabajar tranquilo -me dijo Lena.
Le hice caso.
Paseé por las zonas tranquilas de Barcelona, me dediqué a observar a la gente y pensar quien le pondría los cuernos a quien.
Deformación profesional.
Casi nadie me parecía inocente, los hombres menos.
Las mujeres disimulan mejor.
Pronto me aburrí del juego, se parecía demasiado al trabajo. Entonces me entretuve inventándoles vidas y misterios a la gente. Me llamó poderosamente la atención un hombre que parado frente al escaparate de una gran librería observaba los títulos expuestos con expresión de no saber que hacer allí. Me senté en un banco y me dediqué a observarle. En un momento dado el hombre se rascó laboriosamente el cogote, dio media vuelta y se alejó paseo de Gracia arriba. Inventé sobre la marcha: de pronto, el hombre ha recordado que frente a aquel escaparate no hacía nada de provecho, que en realidad él lo que quería era pasar por el supermercado a comprar un par de cajas de Donuts, una recubiertos de chocolate y la otra de glaseado de azúcar. Sin saber demasiado bien la razón, le habían llamado poderosamente la atención los colores de las cubiertas de los libros y una banderola publicitaria anunciando que del libro que llenaba el escaparate se habían vendido doscientos mil ejemplares en las dos semanas que llevaba en el mercado. El tipo pensaba que el editor mentía y sin embargo vivía tranquilo sabiendo que en ningún caso nadie los iba a contar excepto él mismo en el momento de hacer la liquidación, probablemente ruinosa. Pero al hombre que miraba el escaparate eso no le importaba, él lo que quería era llegar al supermercado y comprar un par de cajas de Donuts, una recubiertos de chocolate y la otra de glaseado de azúcar, así que dio media vuelta y se largó pacíficamente Paseo de Gracia arriba en busca del supermercado.
Pronto dejé de pensar en ello, yo no escribo novelas ni las edito. Y con franqueza, los Donuts, tanto si están recubiertos de chocolate como glaseados me parecen una comida de críos. Trato de imaginarme con los labios manchados de chocolate y los dedos pringosos de glaseado y no acabo de reconocerme.
La tarde se me hizo larga, transcurrió a trompicones, mi mente saltaba de una idea absurda a otra más absurda todavía. La visión de la grabación que encontramos en el apartamento del hombre que tenía mala suerte con los coches caros me asaltaba. La rechazaba con un esfuerzo de voluntad hasta que me distraía con cualquier cosa, entonces las imágenes de la noche anterior, la luz cruda sobre las mujeres que se subastaban, la cara canallesca, insensible del subastador, los comentarios mudos del público entre divertidos e interesados llenaban de nuevo mi mente. Trataba de relacionar lo visto con los datos que tenía, atar un cabo con otro, un hecho con una sospecha. El resultado era lastimoso, aunque siempre acababa en Global Asesoría e Inversiones. ¿Qué tenía que ver la dantesca comedia de la grabación con la sofisticación de Global y sus gestores?. Tal vez el verdadero centro de la trama era el tipo a quien yo había dejado escapar, creyéndole un vulgar estafador de poca monta y en aquel momento se estaría revolcando de risa a causa de mi inocencia ¿era posible que fuese él y no Aurelio Cominges quien establecía y mantenía la relación con el mundo oscuro que el disco mostraba?. ¿Fernando Santiago y Marco Santillana eran manejados por el hombre de la mala suerte o lo eran por Aurelio Cominges?. También era posible que la relación jerárquica entre todos los personajes de la trama fuese exactamente como parecía. Tal vez Global, tal como su nombre indicaba se dedicase a gestionar, aconsejar y cuidar el dinero de inversores en negocios perfectamente lícitos.
Me estaba volviendo loco.
Pero no hay tarde que no termine.

Aquella noche fuimos de putas, al club Jaguar concretamente. Fuimos en el coche de Paquete, un Seat León de color rojo con un doble tubo de escape cromado y llantas de aluminio que costaban más que el resto del coche.
Cuando me cachondeé confesó que le había comprado de segunda mano a un vecino de gustos extraños y que si seguía tocándole los huevos me iba a forrar a hostias.
Fue una pena, estaba a punto de preguntarle cuanto le había costado el tuneado.
Eran las doce de la noche, una hora excelente para ir de putas si no tienes intención de acostarte con una de ellas. A esa hora temprana parecen remilgadas señoritas de buena familia sin ánimo de lucro. En caso de que tu intención sea gozar de sus encantos, la última hora de la madrugada es la mejor, las que no han tenido una buena noche parecen el Corte Ingles en época de rebajas.
En la puerta, un portero negro vestido con un uniforme que hubiese hecho las delicias de un comandante de las fuerzas armadas de Botswana nos saludó marcialmente y nos abrió la puerta. Tal vez el uniforme era genuino y el hombre había llegado a España en patera.
Le mire los zapatos y los tenía secos.
En todo caso lo de la patera era antiguo.
El interior del local no ofrecía demasiadas sorpresas, era el paraíso para todo aquel que, en su idea de la felicidad. incluyera barras brillantes en una pequeña pista circular, donde una chica en topless refrotaba su pubis con un entusiasmo tan falso como los gemidos de placer de sus compañeras en las habitaciones del piso de arriba. Una panda de tarados alargaba billetes a las chicas que se retorcían en la barra, al introducir el dinero en el tanga de la mujer, al tiempo que trataban de comprobar si estaba rasurada. Cada uno imaginaba lo que más caliente le ponía, ellas eran especialistas en escorzos evasivos.
Nos dirigimos hacia la barra, al menos allí por tu dinero te daban algo de alcohol.
-El sexo sin amor es pecaminoso, Paquete, ni te las mires, no querría encontrarme contigo en la sala del infierno reservado a los palilleros y puteros.
-¿Es la misma?.
-Me han asegurado que si.
-Bueno, por mi no te preocupes, el sexo sin placer aun es más pecaminoso que sin amor. Hace años que las putas han dejado de parecerme mujeres.
-Me preocupaba tu alma inmortal, ya me has tranquilizado.
-¿Alguien te ha dicho que haciéndote el gracioso das pena?.
-¿De verdad?. Y yo que pensaba dedicarme al mundo del espectáculo, cuando me retire, podríamos hacer un dúo, -mi compañero se encogió de hombros desdeñosamente dándome a entender que la conversación no le interesaba.
-¿Que tienes previsto hacer aquí?, porqué sigo pensando que perdemos el tiempo, un tiempo precioso, a no ser que lo pases bien rodeado de tanta carne disponible, ¿estos polvos los cargas a la nota de gastos del cliente o eres un chanchullero honrado?.
-Vete a la mierda, gorila.
-¿Pues?.
-¿Te he hablado en alguna ocasión de mi ángel de la guarda?.
-No y prefiero que no empieces ahora.
-Una mano se posó en mi muslo. La mano se quedó inmoderadamente cerca de mi bragueta. La voz que acompañaba a la mano era suave como el arrullo de la mejor amiga de tu esposa. Me giré, la chica era una mulata que fumaba mirando en la dirección opuesta a mi bragueta.
Una chica imaginativa.
Seguí hablando con Paquete.
-Acabo de encontrar a la mujer de mi vida, colega, -le dije a Paquete.
-¿Quién lo iba a decir, aquí?.
La mano de la chica estaba ahora paseándose por mi entrepierna, supuse que con las mejores intenciones, no parecía una chica dada a la promiscuidad. Me giré de nuevo hacia ella y en esta ocasión se decidió por un ataque frontal.
-Vas bien armado, amor, -dijo haciendo planear sus pestañas como a dos gaviotas indecisas tratando de averiguar si lo que flotaba en el agua era un pez despistado o cualquier otra cosa menos apetitosa.
-Un verdadero escándalo, cielo, soy un peligro público para cualquier buena chica, pero el dueño del billetero es mi amigo, yo voy de gorrón esta noche, convéncele a él para que pague la fiesta.
La chica se separó ligeramente para contemplar a Paquete quien se pellizcaba suavemente los labios sin prestarnos demasiada atención. La mulata le dio un buen repaso antes de decidirse, luego me miró a mí de nuevo y dijo: -Que os den por el culo, a ti y al madero.
Se giró y oteó el horizonte por si había algo que valiese la pena.
Como la gaviota.
Fue un amor breve pero intenso.
-¿La conoces?,-pregunté a Paquete.
-No hombre, no, lo que sucede es que estas chiquillas tienen el olfato muy fino para detectar a la policía. Y si yo fuese de antivicio haría rato que estaría en la otra punta del local.
-Usan una colonia especial los de antivicio.
-Según ellas, si.
Traté de contarle a Paquete lo de mi ángel de la guarda, más que nada para joderle.
Me miró en un par de ocasiones como si acabase de descubrir que era subnormal. En realidad estaba bastante jodido.
Cuando íbamos por el segundo whisky a cuenta de la nota de gastos de Fausto Baliarda, vi entrar a Aurelio Cominges
. Se lo señalé a Paquete y me amorré a la barra para que no me viese.
-¿Te das cuenta Paquete, mi ángel de la guarda nos está echando una mano?.
-Si me vuelves a hablar de tu ángel de la guarda, te pego un tiro.
-OK, ya me callo.
-¿Es aquel que se dirige a la otra barra?.
-Si, pero no me hagas mirar, ¿le puedes controlar desde aquí?.
-Perfectamente.
-Muy bien, ahora estamos en mi elemento, te diré lo que vamos a hacer. Haga lo que haga que no nos vea, en este ambiente es bastante probable, y cuando se largue le seguimos, averiguamos donde vive y sobre la marcha decidiremos lo que vamos a hacer.
-De acuerdo, genio. Me parece que va a tiro fijo, se ha dirigido a una rubia que sin la melena plateada y disfrazada de colegiala causaría estragos en la salida del colegio. Se está enrollando con ella. Creo que le estaba esperando.
-Sigue vigilándoles y sobre todo si ves que se dirige hacia aquí avísame, me largaré a dar una vuelta. Sería muy malo que me reconociese, sospecharía inmediatamente.
–Pues ni te dirijas a mí, que no se de cuenta que vamos juntos. Si te ve ya me ocuparé yo de él. Ya estamos, se va hacia arriba con la nena, ya te he dicho que iba a tiro fijo.
Le cargamos el tercer whisky a la cuenta de gastos de Fausto Baliarda.
A los cuarenta minutos, el tipo, bajaba las escaleras relajado y sonriente, se asentaba en la barra y pedía una bebida que fue consumiendo tranquilamente mientras la rubia platino adolescente trataba de enamorarse de nuevo.
Una chica romántica, necesitaba un nuevo amor cada cuarenta minutos.
A no ser que al siguiente pudiese ventilárselo en cuarenta segundos.
Cominges terminó la bebida, se levantó y se dirigió a la salida. Dejamos pasar un par de minutos y salimos detrás. En el aparcamiento solo un coche estaba haciendo maniobra para abandonarlo. Nos pegamos a él dejando un coche que bajaba del Tibidabo entre nosotros.
La carrera terminó en una travesía de la zona alta de la calle Balmes. Dejamos el coche en doble fila y Paquete salió a rondar. Al cabo de quince minutos, regresó.
-Vive en aquel edificio de allí,-señaló,- piso tercero primera, mañana vendremos a visitarle, ha sido una noche provechosa. Si no tienes una idea mejor te acercaré a tu casa.
La idea de meterme en la cama y dejarlo correr hasta el día siguiente me parecía lo más adecuado.

Me desperté a las nueve de la mañana, cuando llamé a Paquete estaba bastante despejado. Quedamos en encontrarnos en la esquina de la calle Pelayo con Balmes.
Era sábado por la mañana, un buen día para joder a un hijo de puta. Me lo dijo Paquete mientras nos dirigíamos a casa de Aurelio Cominges.
No me aclaró porqué un sábado era mejor que cualquier otro día de la semana.
Tampoco le pedí que me lo aclarase, en realidad a mi también me iba bien.
Pulsé el timbre de su puerta y me retiré a un lado de forma que no pudiese verme a través del visor si se le ocurría echar un vistazo. Casi con seguridad me reconocería y sospecharía que estaba en peligro.
-Hay que actuar con delicadeza para que no chille,-dijo Paquete.
En cuanto Aurelio Cominges abrió la puerta, el puño de Paquete se hundió violentamente en la boca de su estomago forzándole a expulsar el aire violentamente. Su cuerpo, mientras boqueaba tratando de recuperar aire, empezó a arrugarse como el de un muñeco neumático al que súbitamente le han abierto la válvula. Paquete le agarró por el cuello de la camisa y le arrastró al interior de la casa, le sentó, le esposó las manos detrás de la silla y observó como iba recuperando la respiración. Cuando comprobó que ya empezaba a respirar normalmente y se disponía a hablar, le apretó la nariz con fuerza forzándole a abrir la boca de par en par para tomar aire. Le puso la pistola dentro de la cavidad bucal y dejó de apretarle la nariz.
-Antes de que quite la pistola de ahí tienes que entender cual es la situación: si haces un movimiento que no me guste, mi compañero te degollará. Si tratas de chillar o hacer un ruido más fuerte que un pedo, mi compañero te degollara. Si no respondes con claridad a lo que te pregunte te amordazaré y te iré rompiendo los huesos uno a uno hasta que me lo hayas contado todo. Por el contrario, si haces lo que te ordene saldrás vivo y bastante entero de esta. Si lo has entendido, mueve la cabeza para que nosotros también nos enteremos.
Para reforzar el efecto me situé frente a Cominges. Al reconocerme abrió los ojos desmesuradamente y movió la cabeza asintiendo.
-Ya ves muchacho, con la crisis el negocio de la lampistería no da lo suficiente para comer, así que nos tenemos que ocupar de otros asuntos: le rompemos el alma a gente, mala gente como tú habitualmente, aunque no es estrictamente necesario que lo sea si pagan bien, el negocio es el negocio como tu ya debes saber. Por cierto este de la pistola es mi socio, por el rato que pasemos juntos ya verás que nosotros no usamos el sistema de policía malo, policía bueno, preferimos practicar lo de policía malo, policía peor. Así que pórtate bien y responde a lo que te pregunte mi compañero.
Paquete cogió las riendas de nuevo.
-¿Tienes televisor, colega?.
El tipo movió la cabeza afirmativamente.
-Y reproductor de DVD también, supongo.
Aurelio Cominges movió la cabeza afirmativamente y señaló con la cabeza un rincón del salón.
-¿Ves hombre como no es tan difícil contestar a nuestras preguntas?,-Paquete casi parecía ofendido de que le hubiese tomado por un tipo peligroso. Se acercó a la silla y la giró de forma que Aurelio Cominges pudiese ver el televisor. Con un gesto de cabeza me indicó que podía poner el video que habíamos encontrado en casa del fulano que tenía mala suerte con los coches de gama alta.
Al aparecer las primeras imágenes del Jaguar, Cominges nos miró alternativamente a ambos e hizo un gesto de incomprensión, encogiéndose de hombros.
-Conoces el lugar ¿cierto?.
-Si,-dijo con un hilo de voz.
-¿Habías visto alguna vez esta grabación?,-le pregunté.
-No.
-Tampoco sabes quien ha podido hacerla.
-No, yo no he sido, lo juro.
-No te preocupes, te creemos, al fin y al cabo estamos entre amigos,-la cara de Paquete desmentía sus palabras.
Permanecimos en silencio hasta que llegó la estática, Cominges sudaba y de cuando en cuando giraba el cuello con breves movimientos espásticos.
-Ahora te va a gustar más, -le dije acompañando mis palabras con una sonrisa torcida.
En cuanto aparecieron las primeras imágenes de la subasta dejó caer la cabeza sobre el pecho, como si no quisiera mirar. Paquete le agarró por el pelo, tiro hacia atrás y le obligó a mirar.
-Si vuelves a bajar la cabeza te la rompo, hijo de puta. Sabes lo que es esto, ¿verdad?.
Santiago movió la cabeza afirmativamente.
-No te he escuchado, -dijo Paquete.
-Si, -de nuevo el hilo de voz.
-¿A eso os dedicáis en Global?, -le pregunté acercando mi cara a la suya.
-No, nosotros no tenemos nada que ver.
-¿Con que tenéis que ver, vosotros?.
Aurelio Cominges negó con la cabeza y permaneció callado.
A las manos de Paquete le había crecido un listín telefónico que hasta hacía un momento reposaba en una mesita baja. Lo descargó con fuerza sobre la cabeza de Cominges que por un momento pareció que perdía el conocimiento. Paquete salió un momento de la estancia, regresó con un vaso de agua y se lo lanzó a la cara, luego agarró de nuevo el listín telefónico.
-¿Con que tenéis que ver vosotros?.
Aurelio Cominges permaneció callado. El listín volvió a caer sobre la cabeza y de nuevo dio la impresión de que iba a perder el conocimiento.
Un nuevo vaso de agua arrojado a su cara le despabiló.
-Creo que vamos a cambiar de método, no te voy a pegar más, -le dijo Paquete, -te voy a contar una historia que seguro que te interesará, estate atento. Tenemos dos copias más de este video, una la enviaremos a la policía con un pequeño relato de lo que hace Global, especificando que tú, Aurelio Cominges eres la persona más adecuada para darles explicaciones. Si tú no nos lo cuentas lo que hace Global tendremos que inventarnos algo, no será demasiado difícil, luego la policía ya ira viendo, son gente muy espabilada, en cvuanto ven a un chorizo se les activan todas las neuronas. La otra copia ira a parar a las manos de tus jefes, también llevará una nota, en ella les contaremos tus aficiones como director de cine, estoy seguro de que estarán encantados al ver que tienen un empleado con aficiones artísticas.
-No podéis hacer esto, me mataran.
-Seguro que lo harán, -dijo Paquete moviendo la cabeza afirmativamente con el aire de un sacerdote al que le acaban de confesar un pecado especialmente leve.
-Te cortaran a pedazos, chico,-remaché yo.
-¿Por qué me hacéis esto?.
-Porqué somos muy curiosos y no aceptamos que no nos cuentes lo que queremos saber. Cada uno tiene sus aficiones y tú estás malogrando las nuestras.
-Y si os lo cuento que haréis conmigo.
-Veremos, pero con seguridad saldrás ganando. Te garantizamos una opción de salvar tu miserable vida y en tu situación una opción es mucho.
-Demasiado, diría yo, pero en fin…
Paquete parecía sinceramente resignado mientras pronunciaba las últimas palabras.
El tipo empezó a hablar con la cabeza baja.
-Les damos cobertura legal, asesoramiento financiero para blanquear dinero, en ocasiones mucho dinero. Tenemos una red de empresas y negocios que pueden hacerlo, en alguna de ellas participamos como socios, solo lo hacemos en aquellas poco sospechosas y que pagan religiosamente a Hacienda, son empresas que tienen una actividad legal lo suficientemente importante como para no levantar sospechas y nuestra presencia pueda quedar enmascarada, por ejemplo...
-Conozco muchos ejemplos, de momento no es necesario que nos digas cuales, continúa. ¿A quien le prestáis el servicio?, le interrumpió Paquete.
-A todos: rumanos, rusos, gente del este de distintas procedencias, italianos, que más da, os sorprendería saber con la gente que tratamos.
-No, me parece que no, estamos curados de espanto,-fanfarroneé.
-¿Pero vosotros quienes sois?
-¿Qué más?, -exigió Paquete, ignorando la pregunta y pasando suavemente la mano sobre el lomo del listín telefónico.
Se encogió de hombros, -hacemos de nexo de unión entre distintos grupos si nos lo piden, en ocasiones somos nosotros mismos que lo aconsejamos, aunque este es un asunto delicado. Vosotros no sabéis la gente que anda metida en estos negocios, solo os enteráis de la parte miserable del negocio, chulos, putas, drogadictos, camellos muertos de hambre, pero hay personajes muy importantes en esto. Y, en ocasiones es conveniente que se pongan en contacto para organizarse, en más de una ocasión gracias a Global se ha evitado una confrontación que hubiese dado que hablar. Además es fácil comprender que un respetable magnate de la industria, un alto cargo, o incluso un presidente de gobierno, no puede recibir en su despacho a un pistolero, alguien lo tiene que hacer.
-¿Y sois vosotros?.
-Si.
-Continua chico, la historia me está interesando,-por muy increíble que fuera no tenía dudas de que era cierta. Disculpa ¿has dicho presidentes de gobierno?.
-Si, eso he dicho. Hay países pequeños, normalmente republicas ex comunistas que se ven obligados a recurrir a alianzas con grupos mafiosos importantes para poder subsistir.
-No te creo, -dijo Paquete, aunque mientras Aurelio Cominges lo decía me miró significativamente como si sus palabras corroboraran algo que sabía o sospechaba.
-Montenegro, durante toda la década de los años noventa, al parecer se sostuvo gracias al contrabando de tabaco organizado por el propio gobierno, sus servicios secretos y con la colaboración necesaria de otros países que facilitaban el transito desde E.E.U.U a los países distribuidores o consumidores. Se dijo que Philips Morris y Reynolds estaban implicados, aunque esto como podéis suponer nunca se probó, pero por lógica debían estarlo. En caso contrario el precio a que se vendían los cigarrillos después de pasar por tantas manos, cada una cobrando su comisión, no resultaría creíble.
-¿Estos países se mezclan en negocios más sucios como el tráfico de drogas, trata de blancas, robos a gran escala o tráfico de influencias?.
-Claro, una vez has creado alianzas, para tener una vía de transito segura, con grupos mafiosos o con el gobierno, o parte de él, de otros países, una cosa lleva a la otra. Al fin y al cabo se trata de lo mismo: obtener beneficio económico, que más da que lo que va dentro de la caja del camión sean putas, trabajadores ilegales o cartones de tabaco. Yo no puedo asegurar que en el caso de Montenegro, o cualquiera de los países de los que se ha sospechado, sea así, pero con toda probabilidad lo es o lo ha sido en alguna ocasión. Pensadlo, si tienes una estructura eficiente para delinquir, ¿qué razón hay para dejar de hacerlo?. Tal vez el gobierno deje de apoyarte porqué ha decidido abandonar la acción directa o algún país poderoso le obliga a hacerlo. Muy bien, siempre habrá alguien que decidirá independizarse, actuar por su cuenta, socios vas a encontrar los que quieras.
-Vosotros os implicáis, obtenéis beneficios de esas actividades.
-Directamente de ninguna, ya os lo he dicho, nuestros ingresos provienen de las minutas que pasamos a las distintas partes, son muy altas, es un negocio limpio.
-Pero has dicho que en ocasiones os asociáis con negocios sucios.
-Nunca, si entramos en un negocio, es limpio, paga sus impuestos, de hecho les recomendamos que le pague a Hacienda una cantidad superior a la que correspondería por su volumen de ingresos: un multicine, un casino, un mayorista de artículos de importación, que más da, solo es necesario crear el entramado que pueda justificar los pagos. Hay muchos negocios en los que difícilmente podrás controlar su volumen real de facturación. Y si pagas mucho a Hacienda, poco te veras molestado por las autoridades, el dinero que queda ya es limpio, con el se puede ir a misa.
Mientras aquel tipo hablaba se me representó la imagen de un gran y lujoso almacén de artículos deportivos situado en una zona comercial próxima a mi casa. Me había fijado en él en más de una ocasión. En sus inacabables escaparates lucían fantásticas ofertas de Nike, Adidas y el resto de marcas del mercado. Curiosamente la afluencia de público era escasa, en ocasiones inexistentes.
¿Un túnel de lavado de dinero?
-Y si no participáis directamente en nada, ¿cómo es que se grabó este video?, -preguntó Paquete.
-¿Sabes quien grabo el video?,-remaché.
-No, mejor dicho, en realidad lo imagino, aunque puedo asegurar que no va a durar mucho con vida, -en cuanto lo dijo se dio cuenta de que no era el terreno más adecuado para transitar en aquel momento y apretó las mandíbulas con fuerza como si las castigase.
-Te equivocas, él listo ha sido él, quien hace el papel de tonto en esta película eres tú, -Paquete le miraba con conmiseración.
La expresión de Aurelio Cominges mostró que empezaba a entender la línea argumental y que no le gustaba nada. Era un buen momento para la siguiente vuelta de tuerca. A nadie le gusta saber que ha estado persiguiendo un balón de rugby en un partido de futbol.
-Contesta a mi pregunta, ¿Cómo se grabó este video?,-dijo Paquete cogiendo el listín de teléfonos y blandiéndolo en sus narices como refuerzo para ablandar el estado de ánimo del tipo, en realidad cada vez más ablandada.
-En ocasiones tienes curiosidad por ver cosas que muy poca gente ve, te parece que puede ser divertido ver como se manejan, y si sabes a quien pedirlo... Es lo mismo que ir a un puticlub de lujo sin pagar, a cualquiera le gusta ¿no?.
-Y cocaína a precio de amigo, ¿eh?.
-Si, eso también.
-¿Te lo pasaste bien viendo como subastaban a aquellas mujeres?, -el tono de voz de Paquete era ominoso por mucho que tratara de darle un tono ligero a sus palabras. El hombre se dio cuenta ya que se encogió perceptiblemente esperando un nuevo golpe de listín.
-No, no fue divertido, en realidad solo he estado en una ocasión y no fue en esta que estamos viendo.
-¿Quien fue?.
-Pudo ser cualquiera.
En realidad el tipo tenía razón: pudo ser cualquiera.
-Eres un mamón hijo de puta, Aurelio. Pagaría mucho dinero por poder reventarte a palos, pero no puedo hacerlo, yo siempre cumplo mis tratos y sé que te va a gustar el que te voy a ofrecer. Mira, este es el trato: vas a ponerte delante del ordenador y escribir todas vuestras actividades, quiero nombres, fechas, detalles, tantos como se te ocurran. Cuando lo tengamos, mi socio y yo nos largaremos y tú serás libre de hacer lo que te parezca más oportuno. También tendrás nuestra palabra de que esa grabación no va a llegar a tus jefes, al menos nosotros no lo haremos.
Paquete se levantó y liberó a Cominges de las esposas, le enfrentó y dijo una sola palabra.
-Hazlo.
Aurelio Cominges dudó un momento, el tiempo suficiente para que Paquete le cruzara la cara con una bofetada que le hizo trastabillar hasta mi posición. Le sostuve para que no cayese al suelo y mientras le ayudaba a recuperar el equilibrio, repetí: -Hazlo.
El tipo lo hizo. Mientras escribía sudaba y maldecía, de vez en cuando se giraba y nos miraba, pero durante casi una hora lo estuvo haciendo. Cuando terminó de teclear envió el documento a impresora y nos dio cinco folios escritos a una sola cara. Su expresión era la de un hombre que acaba de enterarse de que su vida es un camino enfangado con una pendiente brutal. Un camino que no le iba a llevar a ningún lugar donde quisiera estar.
Dejamos a Aurelio Comínges en su casa, asustado, magullado, desconcertado. En muchas mejores condiciones de lo que merecía, pero no estábamos seguros de lo que debíamos hacer con él. En realidad no estábamos seguros de nada, la información que teníamos entre manos era delicada. Paquete lo sabía, yo lo sabía.
-Supongo que no nos pondremos de acuerdo en lo que se tiene que hacer ahora,-dijo Paquete mirando a un punto de la calle donde no había nada que mirar.
-Supongo.
-¿Y así qué?.
-Te propongo una cosa, hoy empieza el fin de semana, tomémoslo como el periodo de reflexión. Yo no voy a hacer nada, te pido que tú tampoco hagas nada.
-Y mientras, esta gente sigue actuando.
-Si vamos a la policía como tú deseas, entre el tiempo que necesiten para hacen sus primeras averiguaciones, obtienen los permisos judiciales oportunos, tratan de no caer en una acción políticamente incorrecta, ¿Cuánto tiempo pasará?.
-Mucho más del que yo desearía, por supuesto.
-Tomémonos este tiempo de reflexión, dos o tres días no van a marcar la diferencia. Si más no, nos servirá para mitigar los cargos de conciencia que inevitablemente nos va a traer este asunto.
-De acuerdo, hablaremos el lunes.
Paquete se dirigió a su coche sin esperarme ni ofrecerse a llevarme a casa. Me di cuenta cuando llevaba andando dos travesías.
Estaba deprimido y confuso.
Dudaba que Paquete estuviese mucho mejor.
De repente me sentí mareado, mis ojos daban la impresión de moverse demasiado deprisa y en todas direcciones, me apoyé en la pared hasta que pude fijar mi visión en puntos concretos de referencia. Entré en un bar y pedí un whisky.
Me dejó un regusto doloroso en el paladar y ardor en la boca del estomago.
Seguí andando calle Balmes abajo.
En aquel momento no lograba entender la razón de estar involucrado en aquel montón de mierda.




















NOTA DE PRENSA

La Vanguardia.com 20/01/2012

Detenidas en Cataluña 27 persona dedicadas al robo y venta de material en todo el territorio nacional.
Se han recuperado catorce vehículos sustraídos, veinte toneladas de níquel y cincuenta y cinco toneladas de cobre en las ciudades de Barcelona, Badalona y Sant Adriá del Besós.
Quince de los detenidos tienen la nacionalidad española, nueve son de nacionalidad rumana, tres son croatas y una checa. Los Mossos de Escuadra y la Guardia Civil han sido los responsables del operativo.
Quince de los detenidos son los responsables tanto del metal como de los vehículos en los que los transportaban, todos ellos originarios de países del Este. El resto se encargaban de la comercialización del material.
Los Mossos han corroborado que los ladrones estaban vinculados a una organización criminal altamente itinerante y especializada en este tipo de delito. Uno de sus principales golpes había sido el cometido en una empresa de Los Barrios (Algeciras) donde robaron veinticuatros toneladas de níquel, valoradas en cuatrocientos mil euros, y tres camiones para su traslado.
También se pudo probar que los autores del robo de Algeciras eran los mismos que los Mossos ya investigaban por el mismo delito el pasado mes de Noviembre, en este caso el robo de setenta toneladas de cobre y dos camiones de una empresa de Barberá del Valles (Barcelona).
En el transcurso de este operativo se han podido recuperar veinte toneladas del níquel sustraído en Algeciras, treinta y cinco toneladas de cobre, dinero en efectivo, tres vehículos de lujo y dos motocicletas de gran cilindrada, entre las que había una Harley Davidson construida a mano con un precio superior a los trescientos mil euros.
Según los Mossos de Escuadra no se descartan nuevas detenciones en el marco de este operativo.