sábado, 13 de julio de 2013

De nuevo el calor humedo y pegajoso de Barcelona está perjudicando mis neuronas. Me adormezco y por el mundo irreal que crea esta duermevela circulan multitudes que son un caso claro de desarrollo mental atrofiado desde la pubertad. Los tarados me persiguen saltando sobre el capó de los coches, tratan de alcanzar las farolas para darles un buen lametón y aullan frases sin sentido. De vez en cuando dejan de comportarse como simios y se humanizan: tratan de matarse a golpes de litrona. Un fulano más acostumbrado a las furgonetas con barrotes en las ventanas que a los taxis trata de venderme un Rolex más falso que la buena voluntad de un político. Afortunadamente un gorila de discoteca le estampa una botella de Anis del  Mono en la cabeza y el tipo se desploma con los brazos extendidos como las alas de un plesiosaurio. Salgo corriendo, el gorila de discoteca no parece sentir por mi la menor simpatía y yo hace años que he dejado de beber Anis del Mono. Una preciosa criatura me dice que me ama, el precio es módico, solo ochenta euros, lo justo para un par de dosis. El comemierda de mi vecino ronca como un poseido, he dejado la ventana abierta y la serenata sucia de sus ronquidos no me permiten dormir en condiciones. Algo que no tiene importancia, ya que por la ventana abierta entran ejercitos de mosquitos chupasangre que tampoco me permitirían dormir en el caso de que mi vecino roncara suavemente "EL sueño de amor" de Listz . Así que pienso que soy afortunado. Se que debería hacer algo para salir de este marasmo que me acogota, pero no hago nada aparte de sudar por cada uno de mis poros y sigo paseando por la irrealidad. Un fulano unicejo y patizambo que despide el olor del último portal donde ha pasado la noche, por el simple hecho de pasar por su lado, duda de la honorabilidad de mi madre. Pienso que la esterilización debería correr a cargo de la Seguridad Social (quizas en el III Reich las siglas SS querían decir precisamente Seguridad social, pero lo dudo, sus políticos estaban locos pero no eran tontos, no como los nuestros que son bienintencionados sinverguenzas a los que conviene una ciudadanía adormecida a la que sangrar. En el vecindario hay una discoteca, frente a ella una entrada de parking profunda que cada viernes y sabados amanece con hermosos, profundos charcos de orines humanos (un chiuaua tardaría años en sacar tanto liquido, sin contar que probablemente se ahogaría). He preguntado si es debido a la ausencia de lavabos en el local. Me dicen que no, pero que los lavabos estan mejor acondicionados para esnifar una raya y que hay cola. Me dio la impresión de que cuando se lo contaba al dueño del parking la explicación no le convencía.
Un enamoramiento súbito es como una caida de tensión arterial. Si dura es necesario ir al medico.
Me gustaría estar en otro lugar pero en realidad no sabría decirles donde.
Si alguien a quien no conoces te saluda y sonrie huye, va a pedirte dinero.
Nunca confies en las promesas de amor de una mujer apoyada en una farola.
Si está enseñando el culo en la entrada de un poligono industrial, tampoco.
Cameron Diaz hace más de tres días que no me llama para rogarme que le haga el amor.
Me voy a comprar un aparato de aire acondicionado.
No tengo un puto euro.
Quizás si rompo el cerdito me da para un ventilador.
El cerdito me mira con cara de pena.
Estamos jodidos, brother.